Hannah

  M  e horrorizan las personas que van por la vida sin presupuestar. No me es concebible. La elaboración de un presupuesto supone que hay un plan, el cual va a guiar las acciones, las operaciones necesarias por realizar para alcanzar algo, lo que sea. Es absurdo creer que los presupuestos son un tema empresarial. Funcionan en todos los campos, en todos los ámbitos, en todos los escenarios. Son excelentes para el amor. Justo por eso es doblemente grave que me haya equivocado.

Odio a Paolo porque lo amo. Lo amaba, ¿lo sigo amando? No lo sé. Todo es confusión. Odio todos esos mensajes que le enviaba y me dejaba en visto, sin darme ninguna clase de respuesta. Odio su indiferencia, el desdén con el que me trataba. Odio esas dos palomitas azules. Odio haber ido a visitarle a su ciudad, con los suyos, con sus calles, con su aire, con su cielo. Nunca pude encajar. Dos semanas de terror. Una extraña en una tierra extraña. Y eso que amo Italia. Pero ¿qué es Italia cuando de forma abrupta se convierte en el escenario del desdén? Odio como me trató su familia, con esa condescendencia propia del que se cree superior pero intenta igualarse. Odio y me odio al recordar a Paolo diciéndome: has venido porque has querido. Y yo que no conozco Inglaterra… desperdicié mis semanas de vacaciones, mi dinero.

El tiempo, y los periodos en los cuales lo dividimos son el elemento determinante para saber si un objetivo —presupuestado— fue alcanzado de forma total o parcial y, en el peor de los escenarios, si el resultado es el de un fracaso. Cierto es que, sin importar el resultado, el aprendizaje existe, se suma, crea experiencia, pero ¿a quién le gusta fracasar? A mí no. Aunque me digan mil veces, ay Hanna, eres una cabrona.

Cuando regresé de Italia mi departamento empezó a sentirse más y más grande. Pensé en la gran cantidad de veces que rechacé tener una mascota y por breves instantes tuve la seguridad de que, un periquito o un gato podrían escucharme. Es súper complicado ir a trabajar con solo dos horas de sueño —y no del “reparador” —. Es aún más complicado ocultar los estragos de las lágrimas vertidas. Sin embargo, en la oficina podía reír o intentarlo al menos. En la noche, sola, era un fantasma deambulando por mi casa, una fantasma que detenía sus periplos justo donde tenía colocados en línea, todos los aparatos de contacto: mi laptop, mi móvil, mi tableta. Muchos mensajes, avisos, invitaciones, post etiquetados, twits, fotos, pero nada enviado por Paolo. En un arrebato, un impulso no previsto, no presupuestado, le escribí: hace una semana que no sé nada de ti, esta relación no está funcionando, quizá es mejor no seguir. Por fin tuve respuesta rápida, “ok”, contestó.

Pensar a futuro es el motor principal sobre el que se monta la creación y desarrollo de los presupuestos. Así mismo, los objetivos, al ser creados, están colocados en momentos por venir: el futuro. En el desarrollo de los presupuestos, deben ser consideradas y tomadas en cuenta todas las variables relacionadas con el logro del objetivo. Al final se busca una de dos cosas: o aumentar las ganancias, o disminuir los costos. No hay más.

Luego entonces, si Paolo fue un fracaso —en términos de su relación conmigo, porque en todo lo demás, todo lo que hace está totalmente bien—, toca avanzar, no detenerse, hacer mejores elecciones y por tanto, mejores presupuestos. Y sólo un mes posterior a mi regreso de Italia, caminé con toda decisión hacia el área de compras de la empresa donde trabajo, con el único y claro objetivo de platicar con Pablo. Obligarlo a hablar conmigo. En instantes confirmé todo lo que suponía, nos conectamos de inmediato. En pocos días tuvimos muchas citas, hicimos algunos planes para convivir juntos. Pensé: es perfecto Pablo, para olvidarte, Paolo. Entonces fue sencillo escribirle un correo —es más directo que una llamada telefónica y las palabras escritas ya nunca se borran— ratificándole nuestro rompimiento y avisándole que ya salía con alguien más. Hanna, en un mes estoy en la Ciudad de México, ahí platicamos, decía su respuesta.    

A veces, en la implementación de un presupuesto se presentan cambios, imprevistos que pueden producir algo llamado: desviación. Al inicio me dije: Pablo es perfecto, le doy unos besos y ya. Sucedió que me enamoré. Sucede que aún quiero a Paolo, sucede que, no sé qué chingados voy a hacer, porque, no quiero dañar ni a Paolo, ni a Pablo, ni a mí misma. En resumen, todo esto que me ha sucedido, no estaba presupuestado. Me ha rebasado.

No sé qué hacer pero, pienso sobre el amor.

Ciudad de México, febrero de 2018.

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