Antonio Banderas habla del regreso a su tierra natal Málaga.

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Foto: J.Carlos Santana Ruiz

 

   M  álaga, España.-  Antonio Banderas cerró con broche de oro la fiesta del cine malagueño. Recibió un reconocimiento a su carrera con la Biznaga de Oro Honorífica que fue entregada de manos de su hermano Francisco Javier.

Banderas se dio baños de abrazos y ovaciones por lo que fue testigo del cariño y respeto que le tiene el público y recalcó que él sí es profeta en su propia tierra, Málaga.

Banderas tiende a destacar  por su sencillez y calidad humana, en está ocasión entregó su corazón y hablo de corazón y de su corazón.

En conferencia de prensa confirmó que “el 26 de enero sufrí  un ataque al corazón. Lo que pasa es que tuve mucha suerte, fue un ataque benigno que no ha dejado daños. Me han implantado tres stents”, que es un tubo pequeño de malla de metal que se expande en la arteria coronaria.

“Sufría arritmias desde hace tiempo, de motu proprio me sometí a una termo ablación, pero no ha sido dramático como se ha escrito” indicó categóricamente.

Durante una charla sin temores y siendo como un libro abierto expresó que atribuye lo ocurrido a una paliza importante que ha tenido.

“Me convertí en un workaholic y no podía parar. Mi vida sigue siendo muy rocambolesca. No paro. El año pasado crucé el Atlántico siete veces, todo el día en hoteles. No podía parar como las palomitas de maíz. Quizás por eso he pagado un precio y ahora me estoy replanteando muchas cosas. La posibilidad del regreso a mi tierra es muy cierta”.

Visiblemente emocionado compartió que en la terraza de su casa, que se encuentra a unos pasos de los cines Albéniz y el Alcazaba, están plasmados unos versos del poeta malagueño Manuel Alcántara: “A la sombra de una barca me quiero tumbar un día y echarme todo a la espalda y soñar con la alegría” declamó con voz rota y con gran emoción que dejó ver sus ojos llorosos, por lo que tuvo que parar a la mitad del verso mientras los presentes le aplaudieron.

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Foto: J.Carlos Santana Ruiz

Antonio recordó que su carrera empezó en los años 70 en el mismo Teatro Romano en el que acababa de posar para el photocall.

“Llegaba desde el Teatro ARA vestido de romano en un Vespino”. Recordó su llegada a Madrid y de su experiencia de trabajar con Pedro Almodóvar. “El es muy duro, con el que es muy complicado trabajar debido que es una especie de infierno creativo donde te desnuda por completo para moldearte”.

Asimismo habló sobre su llegada a Hollywood a comienzos de los 90 con Los reyes del mambo. Tiempos de lucha y de aprendizaje empezando desde el mismo lenguaje y de vivir los contratiempos que se tienen de estar en un país extraño.

Expresó que vienen nuevos tiempos para él. “Málaga es un referente para mí, como el hijo pródigo. Poder volver  aquí, poder hacer teatro, tengo un proyecto que a ver si lo podemos sacar adelante, colaborar más con el festival de cine…  Málaga ha adquirido un carácter cultural muy importante y tenemos que creerlo. Me doy cuenta de que fuera suena más de lo que hace aquí. Parece que los de afuera ven con más claridad que aquí está pasando algo y se avecina algo más gordo. Me gustaría traer iniciativas, aportar, hay gente con mucho talento, loca por contar historias, y me gustaría ver cómo poder articular todo eso”.

Considera el malagueño que hacer cine ya no es una tendencia o privilegio sólo de Hollywood como antes se entendía. Cierto: “Es una marca para aquellos que hemos trabajado durante años en ese cine llevamos puesta y ya no importa si haces la película en Japón, o Sudáfrica”. Y se puede hacer cine desde Málaga.

Durante más de treinta minutos Antonio Banderas conversó sobre diversos temas entre los que destacó interpretar a Pablo Picasso bajo la dirección de Carlos Saura.

“Me comprometí con Carlos con el anterior guión, que tenía un impacto emocional más profundo y un ritmo narrativo maravilloso para reflejar lo que ocurrió en esos treinta y tres días en los que creó el Guernica. Ahora que tengo 56 años exactamente la edad que tenía don Pablo sería bueno hacerlo”.

Banderas expresó que es muy bueno que el festival de Málaga sume al cine latinoamericano.

“Con el cine iberoamericano tengo una relación muy larga y profunda, no solo porque he rodado en todos aquellos países, sino por lo cerca que he estado siempre de la comunidad latina de Estados Unidos y de su lucha, pues cuando llegué hace veinticinco años a Estados Unidos era muy complicado no ser un villano en las películas de Hollywood siendo hispano. Y cómo se ha ido ganando terreno y cómo me ha dado la vida posibilidad de aportar algún grano de arena a que se fueran abriendo las mentes de los ejecutivos y del público, ha sido muy importante”.

Antonio ve hacia el futuro “Soy un insensato y creo que lo mejor está por venir, a pesar de los obstáculos que te pone la vida”. Reveló sus deseos de volver a dirigir “antes estuve demasiado verde, pero tras ciento dos películas tengo más conocimiento de cómo se desarrolla un rodaje.
En los dos filmes que dirigí me sentí más yo que en cualquiera de los que haya participado”.

En la ceremonia realizada en el Teatro Cervantes,  Antonio -sin discurso escrito- reveló a su público su sentir y habló de corazón a corazón con su público que lo ovacionó por varios minutos, la emoción del malagueño se hizo patente y vibró con el cariño mostrado por compañeros del medio artístico,  como del público que cada vez que lo ve no se cansa de darle muestras de cariño y de sentirlo de su propiedad. “¡Mira qué es Antonio! es malagueño, muy malagueño”, decía una señora a una extranjera.

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