Arcoiris millenial

Naciste del big bang,

de la hecatombe convertida en puente multicolor,

de la reconciliación de las espinas de la historia

con el santo evangelio de las brujas rebeldes.

Sumaste la noche de los tiempos violentos

con las banderas que rescaté del fin del mundo.

Increíblemente germinaste dentro de mí

en esos nueve meses reglamentarios,

creciste y naciste berreando

contra lo que presentías torcido y estaba torcido.

Huí contigo al extremo opuesto de lo que creí por años,

te cargué en mis brazos, en mis días azarosos,

en los de la carencia, en los de la decepción,

juré protegerte de todo mal, alejarte de los abismos.

Y cada día me iluminaste con tus ojos y tus preguntas,

con esa cristalina brillantez de las elegidas,

con esa belleza que duele y es intocable.

Algún diagnóstico hablo de tu diferencia

y vinieron las batallas por saber que camino elegir,

por saber dónde era tu lugar en este universo.

Sin embargo, tu espléndida y etérea presencia

son razón suficiente para que lxs que te presenciemos

seamos felices y radiantes.

Ahora sólo basta que encuentres tu espejo de letras,

ahora sólo basta que te reconcilies con los tesoros y colores

que traes dentro,

ahora sólo basta con el amor más importante:

el que tú brindes a tu fulgurante corazón,

Arcoiris, princesa que ilumina las oscuridades.

 

Acerca de Carmen Saavedra

Léa también

Códice de la Cruz-Badiano

Códice recopilado en 1552, en el Colegio de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco por los …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *