Rendirá la Muestra Internacional de Jazz tributo al bajista Abraham Laboriel

Del 17 al 19 de marzo
Jardín Hidalgo del Centro de Coyoacán

LABORIEL

Encaminada a difundir y reconocer el trabajo de los intérpretes de este género musical, la sexta edición de la Muestra Internacional de Jazz se llevará a cabo del jueves 17 al sábado 19 de marzo en el Jardín Hidalgo del Centro de Coyoacán.

En esta ocasión, el encuentro hará un reconocimiento a la trayectoria artística del bajista mexicano Abraham Laboriel, quien se suma al elenco que durante tres días rendirá culto a uno de los géneros de mayor expansión durante el siglo XX y lo que va del XXI.

Creada en 2010 por la asociación civil Música en el Bicentenario (Musbi, A.C.), la muestra ofrecerá conciertos diarios, a partir de las 18:00 horas, con la participación de más de 14 solistas y agrupaciones jazzísticas representativas de diferentes generaciones, entre quienes destacan también Carlitos del Puerto, Linda Briceño, Jazz Tks, Malaka Trío, Daniel López Infanzón, Joe d’Etienne Big Band y Tlaxcaltécatl Latin Jazz.

Este festín jazzístico es un espectáculo gratuito, y tiene el propósito de impulsar a los intérpretes de este género poseedor de una cualidad rítmica especial (el swing),música que explora el arte de la improvisacióny permite a los músicos reflejar un sonido y un fraseo personales.

La sexta edición de la Muestra Internacional de Jazz se realiza gracias a la colaboración entre La Música en el Bicentenario A.C. (Musbi), la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, la Delegación Coyoacán, Fundación Hermes Music, Yamaha México, Eje Ejecutantes y Sindicato de Músicos, con el apoyo de la Secretaría de Cultura del Gobierno federal.

El encuentro comenzará el jueves 17 de marzo a las 18:00 horas con un concierto a cargo de la Big Band liderada por el músico y arreglista Joe d’Etienne, egresado de la Universidad Estatal del Norte de Texas, una de las más grandes y conocidas escuelas de jazz en los Estados Unidos. La agrupación, fundada en 2004, traerá al Jardín Hidalgo el sonido del jazz más tradicional.

Ese mismo día, los timbales, las congas, la batería, el bajo, el piano, la trompeta y los saxofones de Tlaxcaltécatl Latin Jazz darán continuidad a la fiesta con el sello distintivo que pone el acento en la sección de metales y la percusión. Y para cerrar la primera noche hará su aparición el Trío de Carlitos del Puerto, quien a los 17 años recibió el reconocimiento como Mejor nuevo artista de jazz en el Festival Internacional de Jazz de La Habana, Cuba.

Carlitos del Puerto ha colaborado con músicos de la talla de Bruce Springsteen, Sting, Natalie Cole, Quincy Jones, Stevie Wonder, Chick Corea y Herbie Hancock. Para este encuentro se presentará en trío con el baterista Jimmy Branly, nacido en La Habana, Cuba (y quien en 2013 ofreció un concierto en la Casa Blanca de los Estados Unidos), e Iván “Melón” Lewis, uno de los pianistas cubanos más influyentes de las últimas dos décadas.

Durante el segundo día de la muestra, el viernes 18, el público podrá escuchar a Malaka Trío, integrado por el bajo de Iván Barrera (también violinista, compositor y arreglista que ha incursionado en diversos géneros como fusión, funk, rock y pop); el piano de Tomas Krumm —quien inició sus estudios a los 8 años de edad y posteriormente en el Conservatorio de Jazz de Santiago de Chile, y el bateristaGiovanni Figueroa, situado entre los grandes músicos de la escena del jazz latinoamericano.

Después, una exquisita compilación de latin-jazz invadirá la noche de ese viernes con la presentación de Jazz Tks & Chucho López, agrupación conformada en 2014 por el trompetista jalisciense con más de 47 años de carrera musical. Para cerrar la noche, se presentará la trompetista, cantante, directora de big band y compositora Linda Briceño, quien trae al Jardín Hidalgo su Tour México Live.

El sábado 19 —último día de actividades de la sexta edición de la Muestra Internacional de Jazz— se trasladará al corazón de Coyoacán el jazz folklórico del sexteto de Daniel López Infanzón, que yuxtapone las bases rítmicas de este género con el sonido de instrumentos tradicionales como la marimba y la jarana.

Enseguida subirá al escenario el legendario bajista Abraham Laboriel, a quien Musbi, A.C. hará un reconocimiento por su destacada trayectoria artística internacional, así como para agradecer su labor en pro de los músicos y la música mexicana.

Abraham Laboriel, galardonado en 2005 con el Doctorado Honorario de Música que otorga el Berklee College of Music, con sede en Boston, se presentará con su proyecto Open Hands, acompañado del saxofonista Justo Almario, el baterista Billy Maxwell y el pianista Kiefer Shackelford.

Laboriel ha realizado más de cuatro mil grabaciones y ha trabajado con importantes artistas de talla internacional, como Ella Fitzgerald,  Aretha Franklin, Quincy Jones, Stevie Wonder, Dolly Parton, Elton John, Ray Charles, Madonna, Paul Simon, Paul Jackson Jr., Alison Krauss y Michael Jackson, por mencionar algunos.
A la agrupación Wet Paint, fundada en 1987 por el músico Roberto Arballo “Betuco”, le tocará poner el broche de oro a este encuentro con lo mejor del jazz.

Musbi A.C., fue creada por músicos mexicanos que depositaron sus esperanzas en el talento para provocar en el público el interés por el jazz, con la premisa de que este género musical contribuye al bienestar y el desarrollo social.

Entrevista con Abraham Laboriel

Abraham Laboriel comenta en entrevista exclusiva con la Dirección de Divulgación Cultural de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, que “vive el jazz como un legado de paz y espiritualidad.”
Sus históricas colaboraciones con Herbie Hancock, Stevie Wonder, Robbie Robertson y Ray Charles —entre tantas otras luminarias con las que ha impreso su paso por la música contemporánea—, han representado una oportunidad única para Laboriel: “Creo que todos los músicos y todos los seres humanos que amamos la música que proviene de lo más hondo del corazón, somos personas que hemos sido influenciados o afectados de una manera positiva por los nombres que has mencionado, indiscutiblemente, y eso desde mi niñez”.

Si existe un Carlos Santana en la historia del rock mundial, y un Fito de la Parra en la historia del blues internacional, Abraham Laboriel es ese mexicano que ha trascendido mucho más allá de lo previsible en el mundo del jazz de altísimo nivel.

Al respecto, nos comenta: “Una de las cosas que siempre me ha conmovido mucho de ser mexicano, de haber nacido y crecido en México, es la nobleza del carácter del ciudadano mexicano; es gente muy noble, es gente que sabe mucho tolerar el sufrimiento, más nunca se olvida del bienestar del prójimo, y esas son cualidades que estoy seguro 100 por ciento que provienen de lo más alto del cielo y que cada día van a haber más mexicanos que van a saber cómo atesorar eso y cómo hacer para que eso constituya la identidad de nosotros, no para que otros vengan a abusar de nosotros y maltratarnos, sino para dar y traer esperanza al mundo, que tanto lo necesita.”

“Entonces —añade—, cuando Herbie Hancock toca música, lo hace con el propósito de traer no solamente paz y beneplácito, sino también de apoyar a que todos los músicos con los que él trabaja crezcan, se sigan desarrollando, sigan mejorando, se sigan superando, y a sus escuchas también que no se den por vencidos, para considerar la posibilidad de que la música sea cada vez mejor y mejor. Es un respeto a la vida misma”.

Ser ese músico excepcional que nuestro país dio al mundo, le produce a Abraham Laboriel “…mucha alegría y esa alegría también proviene mucho de estar muy consciente del privilegio de poder hacer música, que es lo que amo. Suena muchas veces como disco rayado pero lo vuelvo a repetir: son muy pocos los seres humanos  que en la vida descubren algo que aman, que realmente aman, y son aún más pocos los que la vida les permite hacer diariamente lo que aman, entonces yo como músico estoy muy consciente de que cada día es un regalo de Dios para hacer lo que amo y eso me causa mucha alegría”.

Y agregó: “Por eso, cuando hablo de que es una paz que el mundo no conoce, y que va más allá del entendimiento, es lo que muchas veces estamos tocando, estamos cantando y estamos bailando y danzando, y muchas veces con lágrimas en los ojos; sin embargo, hay una paz bien profunda en lo más hondo del corazón, hay una alegría desbordante que es infecciosa y que se transmite a todo aquel que esté dispuesto a recibirla y celebrar con nosotros”.

Abraham Laboriel se manifiesta muy agradecido por la deferencia que le hacen el público y los organizadores de la Ciudad de México en este concierto-homenaje, dentro de la sexta Muestra Internacional de Jazz 2016.

“Mi intención en este concierto en Coyoacán es  poder entrar al escenario y realmente explotar con alegría e invitar a todos los que están participando, a todos los que vengan a escuchar,  a que se sientan libres de cantar con nosotros y celebrar la música,  porque aunque se va a tocar jazz, no es un jazz intelectual de exclusión, es un jazz de gozo porque queremos que todo el público se sienta totalmente bienvenido.”

Anécdotas significativas de Abraham
Laboriel, en su propia voz

•   Antes de morir, cuando estábamos grabando con Ray Charles, los músicos invitados eran James Watson en la batería, Paul Jackson Jr. en la guitarra, David Steve Walker en la guitarra y  Karl McDonald en el piano, y Billy Preston (el “quinto Beatle”) estaba tocando el órgano. Fue uno de esos momentos que sinceramente yo quedé profundamente impactado por la belleza, la concentración, la herencia tan grande que cada uno de ellos tiene musicalmente, y hubo un momento en el que Billy Preston tocó una línea en el órgano de blues y todos lo que estaban en el cuarto respondieron con otra línea de blues y en eso yo quedé completamente mudo, estupefacto, porque fue un instante muy real, espontáneo. Billy tocó una línea y luego todos los otros seis músicos que estaban en el estudio respondieron instantáneamente como diciendo: “¡Sí hermano, ese es el idioma que nosotros hablamos juntos! y Ray Charles dijo: ¡Wow!” Fue un momento impactante.

•  Estábamos grabando con Robbie Robertson en los estudios que en esa época eran de A&M, y entonces mi hijo Abrahamcito (Abe Laboriel Jr., actual baterista de Sir Paul McCartney), tendría como 13 años de edad, estaba sentado en los estudios escuchándonos tocar y al terminar de grabar él me dice: ¡Papá, un día yo voy a ser baterista de estudio de grabación!
•  Veinte años después, nos dice Abrahamcito: “Paul McCartney quiere que vengan a escuchar las grabaciones que ya hicimos, quiere compartir con la familia sus mezclas favoritas”.  Entonces llegamos al estudio, me senté y empezamos a escuchar, yo estaba muy emocionado, porque Abe, mi hijo, me decía: “Ahí estoy cantando junto con Paul McCartney; los dos estábamos cantando los coros de acompañamiento de la canción”. Y yo dije: “¡Guau, estaba cantando junto con Paul McCartney!” Las canciones estaban padrísimas y yo estaba muy contento escuchando, de repente me llené de lágrimas. Entonces le pedí disculpas a Paul, le dije: “Paul disculpa que estoy interrumpiendo un momento tan maravilloso, pero me acabo de dar cuenta de que hace 20 años estaba yo aquí, en este estudio grabando con Robbie Robertson. La silla en la que yo estoy sentando es la misma silla en la que mi hijo Abrahamcito me dijo: un día yo voy a ser músico de grabación”.

•  Mi primer bajo oficial, que yo compré, es un bajo Goya, hecho en Italia. Recientemente mi hijo encontró uno original en una casa de empeño. Mis hijos Abrahamcito y Mateo, los dos me lo regalaron para navidad y entonces usé ese bajo como un experimento para hacer un demo de la canción “Entre dos aguas” para enviárselos a los productores del disco que le hicieron un homenaje a Paco de Lucía, y les dije: “más o menos esto es lo que estoy realizando, díganme qué piensan, qué opinan, qué se puede cambiar y de qué manera quieren que aborde la canción”. Y resulta que después de varios meses me mandan la canción ya terminada —fue incluida en el disco— y en su momento ese disco se ganó un Grammy. Entonces me mandaron un certificado de artista, por participar en ese disco y fue el primer experimento que hice con el bajo, pero esta vez mis hijos pudieron encontrar exactamente el original. Después, esa es la segunda historia, que ese bajo lo tuve como por seis años y era el único bajo que tenía y era el único bajo con el que trabajé, viajé con Johnny Mathis, con Henry Mancini, en mis primeros cuatro años de grabar en Los Ángeles.

•  La primera vez que toqué en público fue con un bajo Fender Precision, que me lo prestó un compañero de la escuela. Después otro de mis compañeros, el famoso Alan Silvestri, compositor de cine, de música para películas, quería que yo tocara el bajo para que él pudiera tocar los solos de guitarra sin tener la responsabilidad de tocar el bajo con su guitarra. Para hacerte el cuento corto, su papá rentó un bajo en una tienda de música en Nueva York para que yo pudiera tocar con el trío de Alan Silvestri, y esa fue la primera vez, oficialmente, que toqué el bajo a nivel profesional y después de eso, un año después, fue que compré el Goya, el bajo con el que me quedé el resto de mi vida.

El concierto en Coyoacán

•  A México voy a llevar dos instrumentos: el bajo Yamaha TRBX, que es de la nueva línea, es de cinco cuerdas, que usamos mucho para grabar, y luego voy a traer un bajo que Yamaha me acaba de hacer, que es de seis cuerdas, maravilloso, custom, pero también pienso traer uno de los bajos únicos que tengo, que es un bajo de seis cuerdas, afinado como guitarra, pero una octava más grave, como los bajos originales que los Fender hacían. Creo que el público de la Ciudad de México lo va a disfrutar mucho.

•  Con Open Hands ya llevamos muchos años juntos, y en esta ocasión viene Kiefer (Shackelford) tocando el piano, porque nuestro pianista base se llama King Hammond, pero le van a hacer un homenaje a su mamá en Washington, D.C. y él no puede estar ausente. Estamos muy entusiasmados porque es un grupo de músicos que nos conocemos desde hace muchos años, y Justo Almario fue mi primer amigo de habla española cuando me vine a vivir a los Estados Unidos en 1969, desde entonces somos amigos. Luego Bill Maxwell fue mi primer amigo cristiano cuando me vine a Los Ángeles, y he hecho un sinfín de discos con él, es un gran productor, y somos amigos también de décadas. Y luego, Kiefer es un estudiante; Justo le ha dado clases de jazz en la UCLA. Justo es un músico superior y doy gracias a Dios que están disponibles para venir y juntarse con nosotros. Vamos a tocar jazz profundo, de verdad, y con composiciones de nosotros y va a haber tremenda alegría. Open Hands somos Kiefer Shackeldord, Justo Almario, Billy Maxwell y yo.
“Muchas gracias, tengo una emoción enorme y me siento profundamente inmerecedor de tanto halago, de tanto cariño, de tanta cortesía y hospitalidad, y le pido a Dios de que algún día pueda pagarles con creces tanto cariño y que este sea el principio de tantas visitas a México”, señala por último Abraham Laboriel.

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