1ero. de Julio y después qué?

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La democracia tiene por lo menos un mérito, y es que un miembro del Parlamento no puede ser más incompetente que aquellos que le han votado”

Elbert Hubbard

  E  l domingo 1ero de julio, los mexicanos acudiremos a las urnas para elegir al próximo presidente, renovar autoridades locales y vivir la elección de más grande de la historia del país. A pocos días del cierre de campaña, los resultados preliminares marcan una tendencia clara a favor del candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador. Es importante mencionar que muchas encuestas ya vaticinan la victoria de este candidato.

Todos los que participaran de forma activa en el proceso electoral  funcionarios de casilla, representantes de partidos políticos, observadores electorales, trabajadores de casas encuestadoras, etcétera derivamos distintas reflexiones de lo que será la jornada electoral.

Sin afán de ser exhaustivo o demasiado analítico, las impresiones giran en un excesivo interés en la elección presidencial, y una casilla es un microcosmos de la forma en la que los mexicanos viven la democracia. La elección federal, sin lugar a dudas será la que más supervisión tenga y muchos pasaran de largo sin atender las urnas locales.

El domingo se elegían gobernadores, alcaldes, 500 diputaciones federales, más de 500 presidentes municipales y varias diputaciones locales, y el poco interés en estas elecciones, traerá consigo muchas boletas anuladas e, incluso, que varios observadores electorales abandonen  las casillas después de conocer el resultado de la elección presidencial.

Se sigue pensando que el presidente tiene poderes “metaconstitucionales” para resolver los problemas. Lo cierto es que, al menos desde 1997, tenemos gobiernos sumamente divididos, que han tenido al país en un pantano que no beneficia al grueso de la población, únicamente los altos mandos de la clase política.

La descalificación de quien piensa distinto, es extensiva en las estructuras  partidistas y las independientes. Aquel que vota por MORENA  piensa que los que votan por el PRI son autoritarios y partidarios del “neoliberalismo”, mientras que los que votan por el FRENTE AMPLIO (PAN-PRD-MOVIMIENTO) son unos ambiciosos del poder por el poder, dejando de lado sus principios históricos.

Quien se decide por el PRI imagina que los simpatizantes de MORENA, volverán este país Venezuela, correrán a los empresarios y se comerán a los niños con cátsup y que los del FRENTE AMPLIO (PAN-PRD-MOVIMIENTO) no entienden cómo funciona la Realpolitik.

Los votantes del FRENTE AMPLIO (PAN-PRD-MOVIMIENTO)  imaginan que, de ganar MORENA, nos convertiremos en Cuba, Venezuela o la Unión Soviética, la amnistía a los delincuentes y violadores se dará el 1 de Diciembre, por ende  habrá que irse a vivir a Atlanta, Georgia,  que los que votan por el PRI son abuelos que crecieron con el sistema y los jóvenes que los siguen son ignorantes sin noción del pasado.

Y los votantes delos flamantes independientes Margarita Zavala y Jaime Rodriguez Calderón, insisten en que por los que votan son ciudadanos que les preocupa México y habría que investigar si José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel son marcianos o extraterrestres, porque hasta donde entiendo son ciudadanos afiliados a partidos políticos.

Una de las inquietudes de la sociedad es lo que sucederá en las urnas y en el conteo, debido a que en las urnas se gana y se pierde. Ésas son las reglas y quien entra al juego, se rige por las mismas. Pero en México nunca quedamos contentos con nada, cuando se pierde, es común escuchar expresiones como “hubo fraude”, “elección de Estado” , “se robaron urnas” , “los lápices se borran” , “hubo acarreados” , “los que eligieron a ese candidato no merecen ser mexicanos”, entre otras. Y tristemente lo anterior se piensa debido a que durante toda la elección, en las charlas cotidianas se escuchan pocos debates sobre propuestas de los candidatos. Solo se habla mucho de su aspecto fí¬sico, de su género, de su familia y de la gente que los rodea y de una buena cantidad de detalles irrelevantes para votar en una elección presidencial.

Y sí es válido apasionarse por la polí¬tica, pero serí¬a deseable que, en la esfera pública, se esgrimieran argumentos más sólidos. En Alemania, Austria y Suiza tienen una gran tradición den discusiones. Las personas se organizan en actividades voluntarias con grupos locales, trabajando con ONG´s, apoyando la responsabilidad social y  fundando ligas estudiantiles o reuniéndose en cí¬rculos de debate.

En México, el interés polí¬tico, generalmente desaparece a pocos dí¬as de llevarse a cabo la elección. Corresponde a los ciudadanos evaluar constantemente a sus representantes, cuestionar las polí¬ticas públicas y vigilar que la democracia funcione adecuadamente. Cada derecho exige una obligación.

En democracias sanas, existe un voto duro y razonado por las distintas alternativas. En consecuencia, el votante, habitualmente, elige de forma congruente. En México se observa  una extraña cuota de admiración personal al candidato, desconocimiento de la función de ciertos funcionarios, desinterés por afiliarse a partidos polí¬ticos o desconfianza  a los personajes, porque no son guapos o no hablan inglés o tienen formas de vivir disimiles a los otros. Si a esto se le suma la incongruencia en ciertos partidos,  como las alianzas y una carente figura de candidatos independientes, queda claro, que el 1 de julio, México tendrá que avanzar mucho en su democracia. Si queremos exigir rendición de cuentas, primero debemos comportarnos como ciudadanos, poblando el espacio público con interés, argumentos sólidos e información.

Acerca de Luis Enrique González Castro

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