Debilidad ante Trump, la verdadera amenaza

En algún lugar de las extensas llanuras texanas, miles de mexicanos, mueren un poco a diario, víctimas de su confinamiento en espacios cercados por gruesos postes, entrelazados con mallas metálicas de finísimas y relucientes púas con amenazantes filos, todas apuntadas hacia dentro.
  

Despiadados, enormes y corpulentos guardias blancos, algunos de tez morena, les latiguean, patean, insultan y humillan para obligarlos a producir las gigantescas estructuras de concreto que requiere la construcción de una larguísima muralla la cual competirá en tamaño con la de China y  habrá de colocarse pronto en la frontera con México.
   

Cada día los mexicanos aquí pasan horas sin probar alimento, apenas sorbos a una sucia vasija con agua entre caliente y turbia, lo mismo mujeres que hombres, niños o ancianos, todos bajo el inclemente sol de más de 40 grados y apenas ataviados con desgastadas, rasgadas, sucias y harapientas ropas.
   

Así un día y otro también, atenidos solo a su resistencia física –acaso la única esperanza de sobrevivencia-, mientras miran morir de cuando en cuando a los más débiles, vencidos por el hambre, los golpes, las enfermedades y la fatiga. Nada saben de los cadáveres apilados que un día,  de pronto, desaparecen.
   

Transcurre así la vida para aquellos que se negaron a ser deportados e incluso para muchos que habían conseguido convertirse en residentes legales en los Estados Unidos, aquí, en los campos de concentración que comenzaron a construirse por órdenes del presidente estadunidense Donald Trump para acabar con la amenaza que, dijo el mandatario republicano, tanto ha debilitado a su país, esto es, los mexicanos…

La anterior es, desde luego, una escena producto de la, acaso, desbordada imaginación del autor de estas líneas. Y desde luego, no faltará quien diga que se trata de una exageración. Lo cierto es que la historia contemporánea registra un caso muy parecido: como bien han hecho notar varios analistas, el ascenso de Trump tiene no pocas similitudes con el de Adolf Hitler.

Como el austríaco, el neoyorquino también gana muchos adeptos con un discurso de odio hacia los extranjeros, los inmigrantes, particularmente, los mexicanos. Y la historia, nuestra historia, conviene recordarlo, registra igualmente confrontaciones bélicas con los Estados Unidos, producto de invasiones de ellos y las consecuentes pérdidas territoriales nuestras.

Donald Trump es ya candidato por el Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo. Y hasta el momento, no ha bajado ni una rayita al tono agresivo e intolerante de su discurso anti mexicano; no se ha disculpado por las ofensas ni ha llamado a la cordura a ninguno de sus fanáticos, enfebrecidos seguidores, muchos de los cuales comenzaron a ejercer la violencia contra mexicanos.

Así las cosas, cada día parece más amenazante y cercana la posibilidad de un Trump presidente; ya solamente tiene enfrente a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton. Y las esperanzas de que ésta lo derrote no son, al parecer, muchas. Lo más alentador es que numéricamente, Clinton ganó dentro de su partido por una diferencia mayor de la que obtuvo Trump en el suyo. No es garantía de nada.

Si fatalmente Trump se convirtiera en el nuevo mandatario estadunidense, inquieta que entonces, el Presidente Enrique Peña Nieto sea una figura disminuida, no solamente porque en ese momento le quedará poco de su mandato, sino sobre todo, porque no se ve por dónde ni cómo habría de fortalecerse como estadista, tanto en lo interno como en lo externo.

Al contrario: al margen de lo que diga la campaña mediática Mover a México, lo cierto es que la imagen del mandatario va en descenso; ni bienestar, ni seguridad, ni justicia. Y por lo que se ve, a Peña Nieto el tiCaptura de pantalla 2016-05-16 a las 14.44.58empo no le va a alcanzar para resolver, por ejemplo, los misterios del caso Ayotzinapa; detener la violencia en Guerrero y Veracruz; generar los empleos y el bienestar tan prometidos; producir y, sobre todo, distribuir equitativamente la riqueza.

Y, por si fuera poco, el Presidente mexicano más que sumar, ha restado, ha dividido. De entrada en el ámbito educativo tiene al magisterio en contra y la reforma respectiva aún no da resultados; los familiares de los 43 normalistas lo miran no sólo con desconfianza, sino como enemigo porque canceló la mejor oportunidad que tenía para llegar a la verdad real y trascender la “histórica”.
Peña Nieto, empero, comenzó a darse cuenta de todo ellos cuando dijo que percibía cierto “malhumor social”, sin embargo no ha dado muestras de voluntad política para ponerle remedio.

En fin: consuela –aunque no mucho- que el arribo de Trump a la Presidencia sea todavía posibilidad; habrá que esperar hasta el 8 de Noviembre de este año para despejar la incógnita.

¿Tendrá el gobierno mexicano algo más que la respuesta mediática para enfrentar al reaccionario, racista y nazi magnate estadunidense?…

Acerca de Rubén Vázquez Pérez

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