Fallece el escritor Sergio Pitol y nos deja sus grandes trilogías

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  “  Leí todo lo que cayó en mis manos. Llegué a la adolescencia con una carga de lecturas bastante insoportable”, escribió en El Arte de la Fuga, el eterno joven de Sergio Pitol. Este jueves 12 de abril, a los 85 años de edad, el Premio Cervantes de 2005 terminó la última gran batalla de su vida, tras años de enfrentar una afasia progresiva del habla y de la escritura.

Falleció en Xalapa, recordando aquellos años de diplomático, ensayista, novelista y cronista de estilo único en la literatura mexicana, mezcla de ficción y realidad, de humor negro y psicología.

Su partida forma parte de otra de sus fantásticas trilogías: con su partida, se completa el ciclo de las ausencias de Carlos Monsiváis y de José Emilio Pacheco, amigos de la juventud cuyas trayectorias se fueron entrelazando.

Originario de Puebla, Pitol creció en Córdoba, Veracruz. Viajó por todo el mundo para enriquecer una obra única que lo convirtió en el más universal de los narradores contemporáneos de México. Reconocido en el 2005 con el Premio Cervantes por innumerables traducciones y cuentos, poemas y narraciones reunidas en obras como El Desfile del Amor, Domar a la Divina Garza y su espléndida trilogía: El Arte de  la Fuga, El Viaje y El Mago de Viena, donde mezcló crónica de viajes, con ensayo literario, mitad ficción, mitad realidad. Fue traductor de grandes autores como Henry James, Joseph Conrad, Robert Graves, Jane Austen y Witold Gombrowicz. Otra de sus pasiones fue la literatura eslava y la polaca, a cuyos autores más contemporáneos tradujo al español.

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Diplomático y agregado cultural en varias embajadas, Pitol estuvo en China, Bulgaria, Hungría, España, Francia, la Unión Soviética y Checoslovaquia.

Dueño de una ironía espléndida, que lo emparentó con Carlos Monsiváis, y de una cultura universal tan amplia como la de José Emilio Pacheco, el gran poeta de esta trilogía de amigos, Sergio Pitol vivió la última década de su vida en Xalapa, Veracruz, en medio de un pleito entre su sobrino Luis Demeghi, quien acusó a “una camarilla” de intelectuales de haber secuestrado a su tío.

Como en un cuento de Pitol, Demeghi fue desmentido por los amigos del novelista quienes defendieron su lucidez, . La familia recuperó la custodia en 2016 tras un grotesco escándalo.

Su gran amigo de toda la vida y de miles de minutos telefónicos acumulados en largas tertulias, Carlos Monsiváis, falleció en junio de 2010. Sergio Pitol fue una de las últimas personas en visitarlo en el Instituto Nacional de Nutrición. Lloró mucho. Visitó el museo de El Estanquillo y se despidió de él.

No podía expresar con palabras lo que sentía ante la paulatina retirada de una generación encabezada por él mismo y por Monsiváis. Se fueron para quedarse siempre presentes.

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