Topo Chico, la masacre anunciada de los olvidados

145525108543La masacre de Topo Chico ocupó las primeras planas en todos los medios nacionales. Llamó la atención de varias agencias y periódicos internacionales por el elevado número de muertos (49 y 12 heridos) sino por ser el segundo episodio que dejó en vergüenza al sistema penitenciario mexicano tras la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, en julio de 2015, en el penal de alta seguridad del Altiplano.

La masacre de Topo Chico fue advertida y avisada desde hace más de un lustro:

1.-La CNDH advirtió en 2011 que la prisión estaba bajo el control del crimen organizado y registraba una alta sobrepoblación de 20 por ciento.

2.-En ese mismo año, el episodio del ingreso de unos sicarios para matar a un reo generó que el Ejército tomara el control de este penal, hasta septiembre de 2015, sin que el gobierno de Jaime Rodríguez renovara este convenio.

3.-Entre 2010 y 2013 hubo varios motines en la zona de influencia de Los Zetas y del Cártel del Gofo que debieron alentar a las autoridades nacionales: en febrero de 2012 hubo 44 reos asesinados en el penal de Apodaca, Nuevo León; en enero del mismo año, 31 reclusos perdieron la vida en penal de Altamira, Tamaulipas; en diciembre de 2013 hubo un intento de fuga y motín en la cárcel de Gómez, Palacio Durango, con 24 muertos; en octubre de 2011 hubo disputas entre grupos de Zetas en las cárceles de Reynosa y Matamoros, Tamaulipas, que provocaron un total de 42 muertos.

4.-Topo Chico se suma a la serie de desastres y tragedias del gobierno de Peña Nieto y su fracaso en materia de seguridad pública y respeto a derechos humanos: los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa; las matanzas de Tlatlaya y Apatzingán; las recientes desapariciones y “levantones” en Tierra Blanca, Veracruz; el crimen de la alcaldesa de Temixco que inauguró este año.El Estado mexicano se ha olvidado de los presos. Más del 80 por ciento de los mexicanos y mexicanas en las cárceles del país están ahí por delitos menores. La hacinación y la falta de dignidad ha convertido a los centros penitenciarios en auténticos gulags del crimen.

Topo Chico es tan sólo un terrible síntoma de una enfermedad mayor.

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