Whisky

  • Jimena Ladu

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Por lo regular, cuando uno es joven (física o mentalmente) no se imagina que, a determinada edad, ya casi a los sesenta años, existan personas que dejaron de lado sus más preciados gustos en la vida. Sin embargo, hay personas como Jacobo, personaje de Whisky (2004), que no pensaron más que en trabajar.

Whisky es una película uruguaya, dirigida por Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella. Narra el reecuentro de dos hermanos, Jacobo y Herman, ambos fabricantes de medias. Aunque crecieron juntos, la vida adulta de uno es un misterio para el otro. Un buen día, Herman decide visitar a Jacobo en Uruguay, por lo que éste le pide a Marta, su empleada de confianza, que viva unos días con él mientras su hermano está de visita.

El estilo de la narrativa prefiere la toma fija, lo que dota de quietud a la historia. Las locaciones son en edificios antiguos, de los años sesenta y setenta, en donde parece que el tiempo se detuvo, al igual que la vida de Jacobo, un hombre que no sonríe, no expresa sentimientos, al que le cuesta gastar un peso y disfrutar de la vida.

Un día alguien me dijo: “El que es tacaño con el dinero, muy probablemente lo sea con sus sentimientos”; y, aunque no es regla, eso es justo lo que sucede con Jacobo, interpretado magistralmente por Andrés Pazos.

En la estructura del filme la trama sólo comunica los hechos de la visita de Herman, y cómo Marta trata de interactuar de una forma discreta, fingiendo ser la esposa de Jacobo. No sabemos qué piensan los personajes o cómo van a reaccionar. No existen movimientos de cámara o ángulos, apenas un par de acercamientos. Quizá la falta de otros recursos estilísticos en el filme sea una forma de expresar la precariedad en vida de Jacobo.

La cinta no es una historia común pero tampoco muy original, se han visto ya tramas en donde alguien pide a otro vivir la vida por la que no se fue capaz de luchar. Con todo, la película hace lo posible por no ser romántica y trata de romper con lo esperado en sus personajes; de ahí que ganara bastantes premios, entre los que destacan: Ariel a Mejor Película Iberoamericana, Goya a Mejor Película Extranjera de Habla Hispana, y el Premio del Jurado en la selección “Una Cierta Mirada” del Festival de Cine de Cannes.

Whisky es una obra pulcra y congruente con su estilo, tanto en trama como en recursos narrativos. Es inteligente ante el hastío y cotidianidad de una vida “gris”. Y hace preguntarnos: ¿Qué es la vida: un soplo monótono o muchos instantes para ser feliz?

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