El pedregal sobrevive a la Urbanización

Con la exposición fotográfica El Pedregal
sobrevive a la urbanización se busca que esta
reserva sea apreciada, respetada y defendida

El Pedregal ha perdido el 70 por ciento de su extensión original, quedando algunos remanentes que son el hogar de 1500 formas de vida
La exposición está integrada por 50 fotografías a través de las cuales se busca compartir la belleza del Pedregal
Con la construcción de sesenta obras en los años 50 inició su destrucción; Estadio Azteca, Villa Olímpica, Periférico y Perisur, entre ellas

  E  l Pedregal, formado hace 1670 años por la erupción del volcán Xitle, ubicado a las faldas del Ajusco, ha perdido el 70% de su extensión original, quedando solo algunos pedregales remanentes como Cuicuilco, Huayamilpas, los Encinos, Bosque de Tlalpan, Anahuacalli y los pedregales de Ciudad Universitaria, de una superficie total de 80 kilómetros cuadrados que fueron cubiertos por el derrame de lava, formando el hogar de 1500 formas de vida que día con día resisten el embate de la urbanización voraz.

Lo anterior se puso de manifiesto durante la ceremonia inaugural de la exposición fotográfica El pedregal sobrevive a la Urbanización que tuvo lugar en la Galería del Cine Villa Olímpica, donde esta interesante muestra permanecerá abierta al público hasta el 15 de marzo.

Aún quedan más de 300 pedregales remanentes que no están bajo protección y son objeto de deseo para alguna construcción futura. Lo mismo pasa con los pocos pedregales remanentes de la ciudad los cuales son destruidos para dar paso a Be Grands y plazas comerciales.

De acuerdo con el texto de sala de la exposición, se advierte que es importante tener conciencia de los lugares originarios pues con cada metro que perdemos de Pedregal afectamos el contacto con nuestro origen y con la naturaleza de la que somos parte. La protección requiere ser a nivel de ecosistema, no de especies pues sin el primero, las segundas no pueden existir.

El documento señala que la destrucción del Pedregal comenzó en los años 50, debido a que ya se contaba con la tecnología suficiente para romper y extraer la roca volcánica para la realización de 60 obras, entre las cuales figuran la Colonia Jardines del Pedregal, la construcción de Ciudad Universitaria, las ampliaciones al Periférico y la Avenida Insurgentes, Villa Olímpica, el estadio Azteca; las invasiones de las colonias Santo Domingo e Isidro Fabela en los años 70, Reino Aventura y la plaza comercial Perisur en los 80, reduciendo significativamente la superficie a solo el 30 por ciento actual.

El autor de las 50 fotografías en blanco y negro, Miguel Ángel Cortés manifestó que con dicha muestra busca compartir parte de la belleza del Pedregal con el fin de hacerla visible y así promover el que sea apreciada, respetada y defendida por más personas. Asimismo, demandó a la población cercana que habita estos ecosistemas y lugares originarios a que se involucre más en su conservación, para que no siga reduciéndose esta superficie, que ya es muy poca, con la construcción de centros comerciales y grandes edificios que solo traen problemas.

El autor explicó que tras la erupción del volcán Xitle, los primeros organismos en lograrse establecer sobre el sustrato basáltico fueron los líquenes y musgos, después llegarían los helechos, hierbas y arbustos, que a su vez atraerían insectos y estos a las aves, reptiles, anfibios y mamíferos de diversos tamaños, captados por el fotógrafo profesional.

La marcada estacionalidad y el clima templado subhúmedo de esta parte de la Cuenca del Valle de México, aunado a las principales características del Pedregal que son su accidentada topografía, la poca retención de agua y la escasa o nula presencia de suelo generan condiciones peculiares que hacen que el Pedregal sea, probablemente, el lugar más biodiverso de la Cuenca.

Cabe señalar que el Pedregal durante las culturas mesoamericanas fue un lugar de culto y de alto valor espiritual al ser considerado una creación de los dioses y fue una fuente de recursos desde plantas y animales hasta roca volcánica, como la Piedra del Sol, también conocida como Calendario Azteca, que se presume fue extraída de alguna parte del Pedregal.

Los conquistadores llamaron “mal país” a este lugar, el cual también fue testigo de la invasión yanqui en la zona de Padierna y es el lugar en el que se desarrolló parte de la película mexicana “Santa” (1943) del escritor Federico Gamboa, Asimismo, el Pedregal fue admirado por Diego Rivera y el Dr. Átl, pintado por José María Velasco y fotografiado por Armando Salas Portugal en los años 40. Este territorio permaneció casi intacto por su difícil acceso y áspero paisaje con una belleza peculiar.

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