Déjame

Déjame
Museo Archivo de Fotografía (MAF), bajo el título Nuestro Terremoto. Colectiva de Fotógrafos.

 

Déjame llorar por esos muertos, por los que vi y por los que no llegué a mirar, sólo di alimento a quienes los buscaban; llorar por los ositos panda entre los escombros, los zapatos nones sin dueño, los libros de primaria deshojados. Llorar también por los vivos que no han hallado a sus muertos.

Por la doctorcita Tere sin apellido ni título profesional que a punto del llanto ha dirigido por cuatro días con sus noches a decenas de voluntarios, conductores de grúas y sardos para sacar bajo montículos de concreto retorcido a los recién muertos, con el mismo amor y cuidado con que hay que rescatar a los recién nacidos de los vientres maternos.

Llorar por los que perdieron sus casas quedando sólo con lo puesto y aún así ríen y dicen no importarles, por toda la ternura recibida de los vecinos que hace unas horas apenas conocían.

Por el hombre que impotente ha llorado durante tres días por no poder recuperar el cuerpo inerte de su mujer embarazada, atrapado bajo aquel edificio derruido. Se requerirían palas mecánicas ahora dedicadas a tareas prioritarias de…

Llorar por la sonrisa del hombre cubierto de blanco desde las pestañas hasta los pies, que bajó de la montaña de escombros a tomar café, satisfecho porque había rescatado a seis de sus muertos, faltándole ya sólo uno.

Llorar por la jovencita loca que con su bebé muerto en brazos, pedía a gritos, con el biberón en la mano, un poco de leche para reanimarlo.

Llorar También por los sardos que en su deformación, roban de los despojos humanos sin saber que la vida sólo presta…

Y por este nuestro gobierno que con su característica torpeza no ha podido entender el dolor, ni ver cómo el dolor que no se entiende, crece treinta, quinientas, mil veces y luego se transforma en rabia capaz de devastar hasta los cimientos castillos y poderes.

Distrito Federal, Septiembre del 85

Acerca de Rosamarta Fernández

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