EL SOMBRERO

Por un pasillo del metro Merced, pasa una MUJER. Lleva un vestido hasta el tobillo, anticuado, raído, con flores estampadas. Sobre su cabeza, un sombrero de ala ancha sostiene un bouquet de flores rígidas. Algunos transeúntes la miran curiosos. Ella lo percibe con placer. Camina erguida, con aire desdeñoso. Al entrar al andén, se abre paso entre la multitud, deteniendo el sombrero, hasta el borde de entrada al vagón. Escucha risas y una voz femenina tras de sí .

JOVEN ( Punk): Qué ridícula la ruca.

LA MUJER se siente aludida, voltea desafiante hacia atrás. Llega el metro. Al abrirse la puerta, la ola humana la empuja. Sostiene el sombrero con ambas manos. Queda a mitad del vagón aprisionada entre la multitud. Sus pies no tocan el piso. Escucha la misma voz del andén. Gira la cabeza buscando.

JOVEN (a sus espaldas): Oiga, por poco me saca un ojo.

MUJER: No lo creo.

JÓVEN: Qué ¿tengo cara de mentirosa?

MUJER: No sé qué cara tiene, no la alcanzo a ver.

JÓVEN: Ay sí, muy graciosa. Quítese ese sombrero. Es un peligro, además de ridículo.

MUJER: No. Y deje de faltarme al respeto. Yo nada le he hecho.

El metro frena de forma intempestiva. Todos se balancean. Las flores del sombrero rozan la cara de la JÓVEN.

JÓVEN: ¡Pinche ruca! ¡me volviste a arañar con tu puto sombrero!

Con el movimiento del vagón, las dos MUJERES quedan frente a frente. Los pasajeros, divertidos retroceden dejando un espacio entre ambas. La JÓVEN se abalanza hacia la mujer, extendiendo el brazo para arrancarle el sombrero.

JÓVEN: Te lo quitas o…

La MUJER aterrada, se aferra al sombrero.

MUJER : ¡No! ¡No por favor!.

Las dos mujeres forcejean entre risas de los pasajeros. La JÓVEN arranca el sombrero a la MUJER, descubriendo un cráneo calvo con escasos cabellos, propios de efectos de quimioterapia. Se crea un silencio. Lágrimas mudas resbalan por las mejillas de la MUJER.
La JÓVEN, con el sombrero en la mano, intenta colocarlo de nuevo en la cabeza de la otra. Le queda ladeado.

JÓVEN: Perdón doña… No sabía…

El metro se detiene. La puerta se abre. Sin separar la vista de la JÓVEN, la MUJER se arranca el sombrero. Con la mirada en alto, se encamina a la puerta. Los PASAJEROS retroceden dejando espacio. La MUJER desciende del vagón con el sombrero en la mano, abriéndose paso contra la multitud que sube en tropel.

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