La crisis laboral en la juventud

“La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.”
                                                                                            Mateo Alemán

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James Rielly, Everything Happy, 2003, GE Galería Preview de ZsONA MACO

En la columna anterior establecimos las percepciones de los términos laborales y dejamos pendiente la problemática y crisis juvenil. Y en realidad lo que despierta el porqué del articulo es desmenuzar cuales son las variantes del éxito o fracaso. Las respuestas a estas dos cuestiones merecen un tratamiento en la medida que ambas son complementarias. Dos motivos básicamente parecen explicar el éxito en el trabajo.

Se considera que el porqué del éxito laboral o triunfo en la juventud, se vinculan con los atributos personales, o cualidades, como la responsabilidad, capacidad, honestidad, dedicación, inteligencia. Regularmente quienes apoyan en gran medida esta visión  son los padres y empresarios, entendiendo lo anterior como el discurso tradicional del éxito laboral. Existe otra visión que es apoyada por los sectores más bajos, que atribuyen el éxito laboral juvenil, a condiciones que se asocian con la clase oligarca, que lucha por acomodar sus piezas con el objetivo de beneficiar a sus cercanos. Es decir esta hipótesis hace hincapié que las cualidades laborales no son la prioridad para obtener el triunfo, sino el origen social es el que determina la posibilidad de lograr lo anterior. Por ende la idea del fracaso de la juventud en el ámbito laboral, no se debe a condicionantes o carencias personales y menos a modos de comportarse. En la visión tradicional se afirma que el fracaso laboral de la juventud, tiene un vinculo directo con la falta de experiencia, motivación, interés, voluntad, conocimientos o bien falta de gusto por el trabajo.

Las respuestas a pesar de las variaciones sociales o personales tienden a ubicarse en la culpabilización o victimización y en realidad es que el trabajador joven  tiene rasgos de buen carácter, inteligencia, extrovertido, pero los deseos de progresar y ser emprendedor, van en un sentido que tiene que ver con la transformación cultural y tecnológica. Las relaciones tradicionales laborales (oficina-patron-empleado) han cambiado. Existen aún los patrones que  privilegian la experiencia, ser cumplidor, responsable, sumiso y respetuoso; los jóvenes consideran más importante estar motivado, tener conocimientos tecnológicos y ser irreverentes.

Ahora pues se puede afirmar que aquellos que priorizaron la experiencia y la disciplina son los patrones y estos nunca prioriza la capacitación y mucho menos tiene la preocupación del crecimiento de su personal. En cambio la incansable motivación entre los jóvenes, la relevancia que le atribuyen al conocimiento, opera como un resguardo para generar expectativas favorables en cuanto a su futuro. Y es aquí donde se da un enfrentamiento de fuerzas disparejas, debido a que la idea de los patrones establece que los puestos gerenciales o de conducción, están destinados a personas con un alto nivel de subordinación. Y los puestos de menor nivel y salario deben de ser para jóvenes, que desde su visión tienen faltas en los modos de saber comportarse aunque tengan dominio de habilidades tecnológicas.

Con lo anterior se hace patente que existe un desfase entre el sistema de valores, actitudes y comportamientos que la escuela propone como deseables y los que configuran comportamientos esperados en el ámbito laboral, generan una dificultad en la inserción de los jóvenes en el mercado. Y con lo anterior se genera una crisis para la obtención de trabajo a lo cual las percepciones van directamente vinculadas a la falta de capacitación previa, ya que en nuestra sociedad exigen siempre al solicitante capacitación, además cabe destacar la crisis laboral por la que transita el país.

En la actualidad existe demasiada desocupación y una economía que deja mucho que desear, por tanto un patrón por más que quiera contratar un joven, no puede porque hay menos ingresos. Por lo general en todos los trabajos piden alguien con experiencia, y si se trata de un joven recién recibido no la tiene. Y si a esto agregamos que los patrones también hacen ejercicios discriminativos por lo  lindo o feo, la estatura y hasta la forma de hablar o también de su expresión corporal vuelve esta situación sumamente crítica.

Acerca de Luis Enrique González Castro

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