La Maestra

  • Rosamartha Fernández

iugug

La pusieron de frente y luego de perfil, detenía un número a la altura del pecho. Apenas se alcanzó a limpiar un poco con el torso de la mano, el rimel que escurría por su mejilla. Al hacerlo, hizo un rictus de dolor, parecía no haberse dado cuenta de los moretones que traía en los pómulos y en un ojo.
CLICK, CLICK
–Señora, salió haciendo gestos –dijo el fotógrafo–. ¡Otra vez!
ClLICK, CLICK.
–Pásenla con el comandante –ordenó una voz, cuyo origen no identificó por el deslumbramiento del flash.
Una mano la tomó del brazo, ella se dejó llevar tratando de despejar la mirada. Cuando se le aclaró, vio que quien la llevaba era la misma mujer policía a la que varios compañeros habían interceptado y expulsado de la marcha cuando, vestida de civil, trataba de infiltrarse.  –Mala cosa –pensó.
Un oficial de vientre voluminoso y labios gruesos lee un escrito, luego la mira por un largo momento.
–¿Así que “usté” fue de los que secuestraron a la compañera? –dice, señalando con un gesto a la mujer policía– y luego muy macha se puso delante de los tanques pa’que no avanzaran?
Ella mira al piso, sin contestar.
–¿Qué cargo lleva “usté” en la organización?
–Ninguno –responde ella– maestra nomás.
–No se haga, sabemos bien que andaba mangoneando a los otros, y fue la primera que se puso frente a los tanques. ¿Quién está detrás, quién es el líder, quién los mueve? ¡Conteste!
–Pues “ora” sí que la necesidad…
–¡No se haga pendeja, maestra! Esto no es un juego, los cargos que trae no la van a dejar salir de aquí en varios años. ¿Lo sabe?
Un hombre de tez clara, vestido de civil, con aspecto más afable, que ha estado observando la escena, se aproxima. Con un gesto de cabeza, señala a la maestra y pregunta al oficial:
–¿Puedo?
El oficial, con tono sumiso dice:
–¡Claro! Es de los líderes.
–¿Cuáles son los cargos? –pregunta el hombre, en un español con acento extranjero.
El oficial lee, mientras el hombre observa a la maestra:
–Daños a los bienes de la Nación, resistencia a la autoridad, secuestro de una agente de la policía que ejercía sus funciones, sedición, instigación a la violencia…
Ya sin leer, agrega:
–… y portación de armas de uso exclusivo del ejército.
El hombre pregunta sin dejar de mirarla:
–¿Qué dice usted, maestra?
–Lo único que traía era un cúter…  para las cartulinas… –responde.

Octubre 2013

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