Porqué escribir?

Lo primero que acude al pensamiento, es porque me provoca un gran placer. Porque mediante la escritura, vislumbro un posible retorno al equilibrio.
Porque entrar en ese espacio cerrado, pero sin límites, es una fiesta de libertad, en la que puedo, desde la duda, rescatar, reconstruir, reordenar, fragmentos de mi historia o de historias ajenas que me han marcado; Mentir sin culpa, ni censura, creando en palabras realidades ficticias que se imponen a lo vivido, o bien lo rescatan de la memoria, otorgándole una nueva vida.
Escribir es siempre un juego de espejos; de alguna manera, la materia prima de lo que escribimos, son pedazos de nuestras experiencias, reflejos de nuestras sensaciones, nuestras frustraciones, nuestros deseos, nuestros temores.
En este sentido, escribir es un acto de narcisismo que de manera contradictoria, solo en la medida que se centra en la subjetiva verdad de sí mismo, puede comunicar y compartir con los demás.
Escribo también porque me apasiona la condición humana; sus rincones secretos, su potencial, sus fantasías, sus límites, sus obsesiones. Es la aventura de escudriñar, en los mundos únicos, a la vez tan comunes que somos los humanos.
Más que una necesidad, escribir se asemeja a un vicio. Mientras se satisface, es tan placentero, que se basta así mismo. No necesita ni se interesa por lo demás. Como toda adicción, escribir termina por esclavizar al que seduce, con el total consentimiento de este.

“Quien ha hecho suya esta hermosa y absorbente vocación, no escribe para vivir, vive para escribir.” Mario Vargas Llosa

Acerca de Rosamarta Fernández

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