Cubierto con la piel de junio

  Mi alma es como un

                                                                             gran templo deshabitado.

                                                                              Salvador Novo

 

¡Ay amor! Que me dejas dolido

con las aurículas vacías

los ojos anegados en llanto

el plexo solar suicida

el reloj de los intestinos encordado.

Me dejas cuarteado del alma

con la espalda hambrienta de manoseos

las tetillas sedientas de saliva.

Me duele no poder olvidarte

tu luz en mi era azul

ahora es un trozo pálido

de esperma pálida

un satélite mártir en movimiento menguante

un silencio callado

un sueño que cae y no despierta.

Mi vida, cuerpo mío

extraño tanto el coral de tus entrañas

tu sudor que me bautiza

tu respiración que me pierde

tu hambre que me desquicia.

¡Ay amor! Que me dejas enfermo

solo, en la soledad terrible

de saberse aun vivo,

transpirando la sal que me turba

oliendo el trigo marchito.

 

Junio de 2009

 

Acerca de José González Gálvez

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