Fragmentos acerca del escribir

z Máquina de escribir

·Wilson Pérez Uribe

Colombia

Escribir para sanar, escribir para ofrendar al tiempo que nos consume, lo que tan difícilmente hemos aprendido.

Escribir como invocación. Escribir como letanía. Escribir salvando las palabras de la intemporalidad. Escribir repitiendo lo dictado desde el corazón. Escribir para borrar, romper y echar al fuego. Escribir para aprender diciendo lo indecible.

Escribir como ir hacia atrás, al fondo de los recuerdos, des-andando, tropezando de nuevo con la misma piedra, contemplando esos pasajes inconclusos que preceden lo que es ahora la forma en que miramos.

Mientras escribo voy deshilando la madeja, viviendo así el giro de la rueda, la pronta tensión del hilo, habitando lugares a medida que camino.
Escribir como recorrer, cual oruga, la piel rugosa del árbol, palpando a tientas su lenguaje vegetal.
Escribir como leer, en un delicioso abandono, cual nube en la ventisca del mediodía.
Escribir cual madeja, cual oruga, cual nube.

La escritura es esperanza, acercamiento a la propia sombra, disolución de los contrarios, afirmación de la voluntad, cercanía con el vértigo.
He trazado un signo con tinta negra en la página: en un instante toda mi memoria ha sido un trazo, un significado, un aliento, el origen de un sonido, la justificación de toda una vida.

Escribirse en el impulso, en la humillación, en el abatimiento, en la fresca desnudez de un aroma. Escribirse al escribir, como si en el borde de la mano estuviera contenida una palabra, una aspiración, un recuerdo o el contorno sufrido de una resignación.
Escribir, aspirando a reconocer el color de los propios ojos.

Toda escritura es un camino a recorrer recorrido ya en su tiempo: ámbitos de la vida visitados y aún conservan un misterio indescifrable, aún dicen, aún se escucha un leve rumor que habla de lo que hemos sido. Escribir como viajar, sosteniendo en la palma de la mano lo que ha sido y, definitivamente, aún nos sigue desgarrando.

Escribir palabras mientras el fuego arde. Pensar, cavilar entre el crepitar de la madera. Escribir, buscar una salvación en la sonora inquietud de la llama, así, como cuando yo busco el eco de una sílaba olvidada en el abismo de tus ojos.

Escribir, ya que no existe ningún otro consuelo, salvo la inutilidad de la memoria o la pasión tardía de una sospechada esperanza.

Escribir como quien oxigena el decir de una palabra. Escribir para reavivar, para escuchar el otro ritmo, para admirar el otro gesto.

“Escribir
porque es la forma más veloz
que tengo de moverme”.

Chantal Maillard

Escribir para…
Escribir hacia…
Escribir sobre…
Escribir sin saber que esta es la última noche, desconociendo el anuncio de las lágrimas.
Escribir porque la desazón me embarga.
Escribir palabras porque las horas del reloj ya han visto sus cadenas.
Escribir, ya que el agua se ha enamorado de las rocas, y sabiamente continua su recorrido por la estrecha ribera.
Escribir, ya que la voz humana, al tensarse, se torna canto del ave, rugido de la bestia, caricia de la madre.
Escribir, aun sabiendo que la vida es espuma en la mar.
Escribir, aun reconociendo que el tiempo y la música son solo un fervor que evocan el silencio.

Escribir
para no olvidar
que las hojas
caen y huyen
sobre el agua enamorada.

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