Nueve minutos

 S ólo han pasado seis minutos
desde que colgué el teléfono
y dejé de oír su voz.

En estos seis minutos
la vida en la frontera
ha cambiado drásticamente.

•    Un automovilista atropelló a un oso de peluche, la borra se esparció por todo el pavimento. El llanto de una niña hizo un pequeño charco en el pavimento
•    Una yegua vieja pasea por la desértica ciudad a un par de turistas que paran en cada bar para seguir embriagándose. Cómo les puedo decir que esas, a las que besan, no son mujeres.
•    El candidato de un partido monopolizador dice un discurso ante mil personas, trece entienden lo que dice, dos le creen.
•    La fila para pasar a los Estados Unidos ya llega hasta Monterrey.

Han pasado siete minutos
desde que Ella colgó…
La vida en Nuevo Laredo sigue cambiando.

•    Un gato hidráulico acaba de aplastar a un ratón de computadora.
•    La balacera del día empezó, ahora, en el oriente de la ciudad, es un típico día en la frontera.
•    Setecientas cincuenta personas que oían el discurso del  candidato de un partido monopolizador, se han quedado dormidas.
•    En el monumento a los fundadores, dos de ellos han sido secuestrados. En donde mercan fierro viejo llevan a vender dos estatuas de falso cobre.
•    La fila para pasar al otro lado, ya llega hasta Saltillo.
Son ocho minutos
desde que dejé de oír su voz
la frontera continúa inestable…

•    En la radio un locutor sigue mintiendo. En la frontera no pasa nada.
•    Ahora la balacera es en el sur. Toda la ciudad está de “fiesta”.
•    Reparten billetes de doscientos pesos al finalizar el mitin del candidato del partido monopolizador.
•    Las figuras que quedaban del monumento a los fundadores, han huido.
•    La fila para cruzar al otro lado casi llega a Matehuala.

Y pensar que sólo han pasado nueve minutos
desde que dejé de oír su voz…

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ilustración/Nikolai Lutohin

 

Acerca de Jacobo Mina

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